Una incrustación dental es un tipo de reconstrucción parcial que sirve para rehabilitar un diente que ha sufrido una pérdida de su estructura dentaria y permite devolver su funcionalidad. Se trata de una restauración en bloque, realizada a medida y se cementa sobre el diente remanente. Generalmente, las incrustaciones se realizan en el sector posterior de la boca, es decir, en molares y premolares.

 

Indicaciones de las incrustaciones

Las incrustaciones dentales están indicadas:

  1. Tratar los dientes muy dañados por caries dental extensas.
  2. Restaurar dientes endodonciados.
  3. Presencia de fuertes desgastes dentales, grietas o fisuras en la superficie del diente.

 

Ventajas

  • Tratamiento mínimamente invasivo: conserva la estructura real no dañada del diente.
  • Recuperar la funcionalidad de la pieza dañada, evitando posibles fracturas posteriores.
  • Estéticas: imitan la tonalidad de la pieza sobre la que irá cementada y permiten conseguir una anatomía perfecta del diente.

 

Tipos de incrustaciones

Según el material empleado para la confección y fabricación de las incrustaciones, existen dos tipos:

  • Incrustaciones de porcelana. Presentan gran resistencia y son altamente estéticas. Imitan muy fielmente el tono real del diente sobre el que va colocada y no se tiñen. Tiene una duración mayor que las de composite.
  • Incrustaciones de composite. Se colocan en una sola sesión y aunque tienen un resultado muy natural, lo cierto es que terminan oscureciéndose con el paso de los años. Este material tiende a desgastarse con el paso del tiempo y requieren un mantenimiento.

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